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Nuevo reclamo ante el Comité de Descolonización.

Difundir el amor

La visión sobre la disputa de soberanía por las islas Malvinas hay que analizarla con un enfoque amplio y teniendo en cuenta el marco internacional moderno.

En el Comité de Descolonización de Naciones Unidas, en Nueva York, la presidenta Cristina Fernández puso especial énfasis en el contexto mundial y denunció el despliegue militar británico con armamento nuclear en torno a las islas y la consecuente depredación de los recursos naturales junto a la exploración en búsqueda de petróleo. Lógico, ante la fecha del 14 de junio día en que concluyó la guerra del Atlántico Sur en 1982, Gran Bretaña hizo lo posible para disuadir e inhibir a la Argentina de activar otros mecanismos de protestas.

Hay un punto esencial que la presidenta criticó – como en otras oportunidades – y es la estructura  y conformación del Consejo de Seguridad de la ONU.

DEMOCRATIZAR  EL  SISTEMA.

Este órgano, el Consejo de Seguridad, cuenta con quince miembros, cinco de los cuales son “ permanentes ” con derecho a veto – Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China – y diez “ no permanentes ” que se renuevan cada dos años y son elegidos por la Asamblea General pero sin derecho a veto. En última instancia prevalece siempre la voluntad de los miembros de carácter permanente que, aún en el hipotético caso de ser parte en una guerra, cualquiera de ellos pueden vetar una resolución que no responda a sus intereses. Por lo demás, es el Consejo de Seguridad el que decide y sus resoluciones son obligatorias en conflictos entre Estados que pongan en peligro la paz mundial o actos de agresión. En tanto la Asamblea General sólo recomienda.

Es válido tener presente que la Asamblea General conceptualizó la agresión como un ataque armado de un Estado contra otro que lesione la soberanía, la integridad territorial, la independencia política u otra acción contraria a los propósitos de la Carta de Naciones Unidas o, en última instancia, lo que determine como agresión el Consejo de Seguridad. Hasta este extremo, este órgano puede, de acuerdo a su criterio definir qué es agresión. Pensar que fue agresión que la Argentina invada y recupere transitoriamente las islas Malvinas, respetando los intereses de la población y la vida de los isleños, es en realidad enviar fuerzas a territorio nacional y no atacar a otro Estado. Malvinas no es un Estado. Sin embargo la resolución 502 del Consejo de Seguridad del 3 de abril de 1982 pidió el retiro inmediato de las tropas argentinas de territorio malvinense. Tampoco pueden autodeterminarse los isleños pues son británicos desde 1983 y la base es ilegal: fue obtenida mediante una usurpación un 2 de enero de 1833 cuando los ingleses desalojaron por la fuerza a los criollos que habitaban las islas.

Democratizar la ONU es ampliar, en principio, el número de miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Existe un esquema desde hace varios años que suma a Canadá, Alemania, Japón, la India y Brasil a los restantes cinco miembros. Pero aún la entidad no se ha ocupado en modificar la Carta. La arbitrariedad y la injusticia son realidades lamentables donde prevalece la voluntad de las potencias que conforman los miembros permanentes. Un sistema que exige urgentes modificaciones para cumplir con funciones que se adapten y normas que respondan al complejo mundo actual. Y un derecho internacional con regresión al estado primitivo de acuerdo con el diseño de Hobbes.

ANTE  EL  COMITÉ  DE  DESCOLONIZACIÓN

La presidenta Cristina Fernández ante el Comité de Descolonización puso de manifiesto un documento reservado en el cual hubo una voluntad común por dialogar sobre Malvinas entre ambas partes. Fue en la época del gobierno del General Perón.

Podemos agregar que la resolución 2065/65 obra del canciller Miguel Ángel Zavala Ortiz, canciller del Gobierno del presidente Illia, posibilitó otro acercamiento hacia una  solución. La Asamblea General de la ONU reconoció que había una disputa sobre la soberanía de Malvinas, recomendaba discutir sobre el tema y proteger los intereses de los isleños. Gran Bretaña acordó con el gobierno argentino un trabajo de intercambio social, económico, comercial y turístico conjunto. Los entonces kelpers pudieron visitar el continente a través de Líneas Aéreas del Estado ( Lade ) y poseían un registro que legitimaba su ingreso y estadía. El tema soberanía sería discutido en un momento posterior.

Claro, en 1973, después de ocho años transcurridos de aquella resolución y sin avances en las negociaciones de la soberanía, Naciones Unidas dictó una nueva resolución, la 3160/73 que insiste ante Gran Bretaña discutir el tema. Desde ese momento, el Reino Unido se negó a dialogar respecto de la soberanía de las islas.

EL  CONTEXTO  MUNDIAL

Por lo demás, hoy la cuestión Malvinas merced al extraordinario incremento informativo de los medios de comunicación y las redes sociales en la esfera mundial amplió este cuadro del Atlántico Sur sobre la usurpación inglesa y los reclamos argentinos. En esta línea, en Italia poco más de cuarenta legisladores de diferentes extracciones políticas se manifestaron a favor del diálogo entre Gran Bretaña y la Argentina.

Las organizaciones económicas, políticas y comerciales han tomado cartas en el asunto y bloques del hemisferio coinciden con la posición argentina y sus derechos soberanos sobre las islas.

Numerosas resoluciones votadas por consenso como la Asamblea General de Naciones Unidas; la Organización de Estados Americanos ( OEA ); la Alianza Bolivariana ( Alba ), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños ( Celac ), la Zona de Integración del Centro Oeste Sudamericano ( Zicosur ) y la Unión de Naciones Suramericanas ( Unasur ) aprobaron  los reclamos de la Argentina por Malvinas.

En el ámbito nacional la Convención Constituyente de 1994 que reformó la Carta Política reivindicó el derecho que tiene la Nación Argentina sobre el territorio de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur que se encuentra usurpado por los ingleses desde 1833. El texto dispone lo siguiente: “ La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas (…) y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte del territorio nacional.

“ La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino ”. ( Disposiciones Transitorias )

LA  LIBRE  DETERMINACIÓN.

En el Comité de Descolonización nacido en el seno de la Asamblea General de Naciones Unidas 43 pueblos afro-asiáticos presentaron un proyecto de resolución para terminar con el colonialismo y convertirse en Estados independientes. Gran Bretaña incluyó en la lista a las islas Malvinas. La protesta argentina no se hizo esperar. Así fue excluida Malvinas. En consecuencia aquel ideal se convirtió en la resolución 1514/60 que permitió mediante el principio de autodeterminación obtener la independencia y el nacimiento de nuevos Estados, con territorio, población y un gobierno libremente elegido. Empero, la misma resolución no admitió la libre determinación cuando lesione la unidad nacional y la integridad territorial de un país, en cuyo caso no procede la voluntad de esos habitantes para formar un Estado.

Ahora Gran Bretaña formalizó para el año próximo ( 2013 ) un referéndum para los isleños con el objeto de aprobar la libre determinación.

Argentina funda sus derechos en la unidad nacional y la integridad territorial. Incluso las islas forman parte de la plataforma continental de nuestro país de acuerdo con el contenido de la Tercera Convención sobre el Derecho del Mar de 1982.

Y, además, en una opinión consultiva en el caso del Sahara Occidental ( 1975 ) la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas afirmó que cuando existe colisión entre estos principios se privilegia e impone el de integridad territorial.

Las Islas Malvinas son argentinas. Y con seguridad, alguna vez estarán bajo la soberanía y jurisdicción de nuestro país.

AGENDA.

Este lunes se inicia en México el encuentro Cumbre del G-20, reunión de las grandes potencias con países emergentes. Estarán líderes de todo el mundo. Cristina Fernández también lo hará. Sin embargo, el tema dominante será el tratamiento de la crisis global, la particular situación de Grecia en la eurozona y la problemática que enfrenta el neoliberalismo. Es probable que Malvinas se incluya desde el punto de vista británico o alguna queja de España por el tema de Repsol.

ACCIONES  NECESARIAS.

Retornando al caso Malvinas, resulta necesario una mayor información y hasta clases instructivas sobre nuestros derechos y evaluar asuntos de integración regional. Esto debe ser definido desde los organismos de información pública de todos los gobiernos. La ignorancia de estos temas que hacen a la integridad territorial del país y a un futuro derecho comunitario o supraestatal como lo establece la Constitución Nacional ( Art. 75 inciso 24 ) deben difundirse con sentido docente y educativo a nivel masivo a través de los diversos medios de comunicación. Está claro que la gente conoce más de futbol que los argumentos de soberanía sobre las islas y el valor de los héroes que representan los ex combatientes de la Guerra, con sus recuerdos y penurias y con más de trescientos suicidios ocurridos desde 1982.

Y así en numerosas otras materias científicas y culturales.

Es imprescindible cambiar. Cultura y educación deben ser asuntos prioritarios y consolidar una política de Estado en este marco comunicacional.

En definitiva, una convivencia social en armonía y respeto a la Constitución y sujetos al orden jurídico vigente conforman el estado de derecho de una nación. Y dentro de una democracia plena, con principios republicanos, auspiciosa y progresista.

Como debe ser.

– Reclamo ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas por parte de la presidenta Cristina Fernández. Firmeza y sólidos argumentos del Derecho Internacional Público y acompañada por una delegación de nuestro país que incluyó a opositores políticos conmovió al auditorio con un discurso reivindicativo de las Islas Malvinas. Gran Bretaña persiste en su negativa al diálogo. Los derechos argentinos tienen vigencia internacional en un mundo en transición con cambios sustanciales en lo político y económico. El anacronismo colonial del Reino Unido carece de sentido. Los isleños, británicos al fin,  no pueden autodeterminarse. Malvinas es territorio nacional.