Corrientes Opina

El portal para pensar y debatir

La cuestión de la yerba mate.

Difundir el amor

La reciente puesta en escena sobre el precio de consumo de la yerba mate interesa particularmente a los correntinos y misioneros ya que se trata de un cultivo que solamente se produce en esta región del país.

Forma asimismo una de las claves de producción de la zona y ligada a sus cultivos e industrias viven miles de compatriotas.

A nivel internacional solamente 3 países lo cultivan, Argentina con la superficie de mayor extensión en el orden de 207,604 has., Brasil 85 mil has. y Paraguay con 35 mil has. aproximadamente. En todos los casos se trata de un producto que es consumido a nivel de cada país, y solamente un remanente es objeto de exportación. La producción total anual de Argentina suma 300.000 toneladas, de las cuales 250.000 se consumen localmente, en tanto que las exportaciones suman las 50.000 restantes que se venden al gran mercado de Siria, lugar donde – por otra parte – en la actualidad hemos sido desplazados por la política comercial de Brasil.

El punto de análisis pasa por tratar de dar una explicación sobre el aumento del precio para el consumo, y la crisis que se abrió en este segmento de la producción alimentaria nacional.

Comenzamos por señalar que el mate es la bebida nacional más popular y que se consume en todas las regiones argentinas sin distinción, de modo que su abastecimiento y el precio debe considerarse como un dato relevante en la canasta familiar. Ergo, debe se trata de un alimento estratégico que no puede faltar en la familia argentina; a punto tal de que para mucha gente se trata de una insoslayable infusión de consumo diario con consecuencias de malestar físico ante su ausencia.

Mirando desde la óptica de la producción tenemos básicamente dos formas de producir el cultivo, uno tradicional con implantaciones de yerbales de 1000 plantas por ha. que se los considera de “baja densidad”, con un promedio de cosecha de 2.000 kg/ha anuales., y otro más nuevo con yerbales que contienen de 1.200 a más 1500 plantas por ha. que son los denominados de “alta densidad” y que favorecen una mayor producción y menor gasto de recolección con un promedio de cosecha de más de 7.000 kg/hs. Una mirada somera sobre la geografía de los cultivos determina que la gran parte de yerbales de baja producción se hallan en Misiones y los de alta en la provincia de Corrientes, lo que hizo que en la realidad del mercado nacional los molinos correntinos tuviesen ventaja competitiva. Cuando decimos Corrientes hacemos referencia al Estab. Las Marías SA. que es el más grande del País y único en el mundo con tal volumen de producción. Como dice la prensa kirchnerista de Misiones se trata del ” Pulpo Correntino ” eufemismo que no aclara que Misiones teniendo el 90 % de las plantaciones de yerba mate vende gran parte de esta producción para su procesamiento en Corrientes tanto por Las Marías, Cooperativa Agricola de Liebigs y otros molinos, u otras zonas del país ( Rosario, Buenos Aires, Córdoba ).-

De todas formas no son más de cuatro ( 4 ) establecimientos los que establecen los precios del mercado nacional, entre ellos Las Marías de Corrientes, Rosamonte de Misiones, y Molinos Rio de la Plata de Buenos Aires, obviamente se trata de una producción cartelizada y sobre la cual el Estado Nacional debiera guardar cuidadosa observación porque tiene aristas que abarca todos los ciclos económicos – desde la producción hasta el consumo – , y que cuando se disparan alguno de ellos genera un gran impacto social.

El Estado Nacional debe observar cada ciclo económico de la yerba mate por cuanto la producción nacional está destinada en más de un 80% al consumo local, siendo un remanente el saldo exportable. Así las cosas en el ámbito de la producción tenemos chacareros en Misiones de 3 a 5 has. que no son rentables, ya que solamente se genera el ciclo de la renta sobre el capital a partir de las 6 has. cultivadas y siempre que el precio establecido para la hoja de yerba mate cubra el costo de la producción.

Este primer dado de los pequeños productores es importante para entender el precio de la yerba al consumo puesto que es muy importante el número de chacareros minifundistas en Misiones, muchos de los cuales aún con cultivos diversificados – yerba, te, pinos, citrus, y cultivos anuales como la mandioca -, cada vez que el precio del producto cae por debajo de un mínimo ( precio establecido por INYM ), de golpe aparece una crisis que afecta a un sinnúmero de productores, y los tractores salen al camino para cortar como modo de protesta, ( Hay más de 17.700 productores censados entre Corrientes y Misiones ).

Asimismo debe tenerse en cuenta que la hoja verde de la planta y sus gajos son recolectables una vez al año de manera que si el precio que se pagará por cada kg. no satisface el costo de producción, estalla una situación social ya que son miles las familias que viven de la misma (alrededor de 13.000 personas afiliadas a UATRE y otros tantos que están en el ciclo de cosechas sin censo alguno ), lo que determina que el déficit no es subsanable sino hasta la próxima cosecha, es decir al año siguiente.

En el caso actualizado de marzo de 2012 con subas importantes en el precio del gasoil y de los insumos básicos como son los hormiguicidas y abonos, con más el aumento en costo de la “tarifa” que es el salario del peon recolector, el costo de un kg. rentable de la yerba mate canchada ( es la hoja seca en el molino – no verde – ) se reconoció que debía estar encima de 3,30 pesos a 6,90, y de hecho este precio fue trasladado por los molinos envasadores al consumidor para que la industria mantenga los márgenes de rentabilidad; lo cual elevó el precio del paquete al consumidor cerca de los 20 pesos y con ello el escándalo.

Cabe señalar que no es lo mismo la realidad misionera que la correntina, pues esta última tiene mejores yerbales y plantados en escala donde prácticamente no existen productores al límite de la subsistencia, sino propietarios con una extensión en la mayoría de más de 9 has. lo cual favorece la absorción de un precio menor del productor dado el mejor rinde de la producción anual. De aquí que también salga en la prensa como que en Corrientes se desentienden del problema, lo cual en realidad está en relación directa con una mejor inversión en las plantaciones y mayor escala.

Visto desde la óptica de la industria es decir los molinos, debe hacerse notar que son fábricas donde se utiliza mucha mano de obra con cierta capacidad, y cuyos salarios están acordes a un nivel de vida más alto que el chacareco productor o el peón recolector. Es decir que una política global debe advertir que son muchos los salarios en blanco que están en juego en cada molino yerbatero. Además se trata de una actividad vigilada por un ente nacional ( INYM ) que controla la producción, la venta de los productores a los molinos y está a la vista el costo de producción de los distintos sectores; con lo cual el margen de maniobra de una economía informal esta reducido. El cierre o la quiebra de un molino en la zona ha sido siempre traumático ya que produce además de la pérdida de una fuente de trabajo un costo social traducido en cientos de familias que giran alrededor de su actividad.

Luego de años de experiencia y experimentadas todas las posibilidades que se han dado desde los tiempos de los ” cupos ” cerrados para el cultivo, o la plena libertad para hacerlo como rige en la actualidad, o la existencia de precios máximos en la salida del producto de los envasadores o en el supermercado , solamente se nos ocurre una sola diagnosis permanente: Cada vez que la inflación invade la economía argentina se rompe el equilibrio delicado del precio de la yerba mate. Esta viene a ser una regla de oro puesto que siendo uno de los productos básicos de la canasta familiar argentina, incide directamente en el consumo diario y en el bolsillo del ama de casa.

Retomando el caso actual, una vez que quedó establecido un precio razonable para el productor en el orden de los 1,70 pesos para la hoja verde y de 6.90 para la canchada ( hoja seca ) , y aceptado por todas las partes el problema surgió cuando debió liquidarse el IVA sobre dichos precios. Mientras los productores afirmaban que el impuesto debía pagarse sobre dicho precio consensuado, los molinos lo daban como incluido en el mismo dando como resultado un precio al productor un 21 % más abajo. La actitud de los molinos estuvo a su vez acotada porque el precio al consumidor con el IVA fuera del precio establecido era muy alto para la gente -y dado que este gobierno no quiere aceptar lo que aparece impopular-, termina generando una crisis mayor y fuerza precios que rompen la rentabilidad en algún eslabón de la cadena. Así las cosas la yerba mate tendrá subir el precio necesariamente para cubrir los costes de cada sector de la producción, en caso contrario se caerá en desabastecimiento, mercadeo en negro, robos de cultivos en las chacras, peones marginales y toda una zaga de alternativas no deseadas que surgen como los hongos luego de la lluvia.

Es una ingenuidad creer que se pueda establecer un precio por decreto ya que no puede obviarse dos aspectos contradictorios; uno que se trata de un sector cartelizado lo que significa que el precio final termina siendo consensuado entre las marcas de mayor consumo, y la otra, que a la vez es un producto esencial de los argentinos de modo que el mercado de consumo siempre estará exigiendo su satisfacción por derecha o por izquierda. Tómese en cuenta por otra parte que resulta visible la necesidad del aumento, el kg. de pan estaba alrededor de 4 pesos en noviembre de 2011 y hoy se paga 8 pesos, y la yerba mate no tuvo mayores alzas en los últimos 3 años.

Tal vez desgravando del IVA al productor primario se podría alcanzar un equilibrio de manera rápida ya que la hoja verde cosechada de yerba mate en realidad no tiene mucho valor agregado sino el coste de la producción. Es la transformación de esta materia prima en el molino la que sí podría estar gravada con el IVA.

La mejor política es entonces volver a sentar a todas las partes y consensuar el precio de cada segmento de la economía yerbatera desde el pequeño productor hasta el precio final indicativo a la salida de los molinos, si es que se quiere mantener el grado de salubridad del producto y el nivel de integracion social del sector.

La política liberal de los 90 produjo un empobrecimiento generalizado en el sector productivo de Misiones, y la intervencionista actual también genera un desequilibrio mayúsculo al no atender a todos los factores de la economía yerbatera. En ambas experiencias el resultado es que en este sector de la economía nacional no valen las reglas del libre mercado por sí solas, y tampoco una intervención directa del estado que imponga conducta a los agentes productivos; más bien un Estado atento con una política global de armonización de los factores señalados podrá volver a poner las cosas en caja, hasta la próxima crisis.

Queda en claro de este modo que no siempre el mercado capitalista tiene reglas claras del juego de la oferta y demanda, ya que como en el caso de la yerba mate es indispensable un Estado vigilante para defender al productor minifundista – de lo contrario se produce un gran desorden social -, y volvemos a la vieja lección del problema agrario expuesto por Frondizi cuando afirmaba que el centro del problema no pasaba por la tenencia de la tierra ( léase minifundismo ), sino por la capacidad de producción. Si la zona productora se reconvirtiera con extensiones de yerbales de más hectáreas y de alta densidad es posible que el precio final del producto fuese más previsible; entretando debemos seguir parchando el precio ante cada escalada inflacionaria.