Corrientes Opina

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Identidad y realidad.

Difundir el amor
La confusión es fuente de inseguridad. De éstas surgen la violencia, el desorden y la ausencia de justicia y paz, como excrecencias de rupturas abismales con nuestras raíces paternas. No debe sorprender que hoy haya tanta crisis de identidad, dado que no existe Patria en este mundo de imágenes falsificadoras y de rupturas con su propio ser.
La identidad es la presencia de la realidad. Y así la identidad de todo ser humano y de sus acciones generan las obras que objetivamente marcan y afirman en la totalidad de sus factores, el realismo o la verdad de la realidad. Enseñaba Aristóteles: “ Es de locos preguntarse por la razones de lo que la evidencia muestra como un hecho ”.
A veces, las ideas que nos imponen nos impiden crecer y conocer la realidad y se convierten en pesadas anclas que retienen nuestra identidad en aguas bajas y muertas, que desordenan el equilibrio y el orden social y político de nuestra amada Patria Argentina, creando la confusión que es fuente de inseguridad, y de éstas surgen la violencia, el desorden y la ausencia de justicia y paz, como excrecencias de rupturas abismales con nuestras raíces paternas.
Cada ciudadano viaja solo en este mundo y nuestra naturaleza más profunda busca su raigambre, donde pertenecer. La sensación de pertenencia constituye el equilibrio natural de nuestras vidas.
Cuando pertenecemos conocemos nuestras raíces, nuestro nido, nuestra Patria. Donde nos abrazan, nos miran y nos aman, y por tanto nos respetan, donde nos cultivan en la libertad responsable, donde nos enseñan y dan testimonio de la Verdad, está nuestro nido, está nuestra Patria.
Muchas de las realidades que nos imponen son como fuerzas poderosas que dirigen el anhelo por el camino de la falsa satisfacción: en lugar de crear fuentes de trabajo para la producción de bienes y lograr el desarrollo y el progreso nacionales, se formalizan planes que cultivan el retroceso en la familia, en el trabajo, en el estudio, etc.
Controles arbitrarios que atentan contra la libertad; las grandes estafas que pasan a nuestra triste historia sin justicia; coacciones impensadas para adquirir medios de comunicación a fin de monopolizar la información; mientras los grandes evasores y extraditadores de sumas multimillonarias que superan nuestra deuda externa, bien gracias.
A los pequeños y medianos ahorristas que anhelan en la libertad cumplir sus sueños y necesidades son víctimas de promocionados controles; estas y otras acciones nos llevan a sentirnos en un tren incontrolable de consecuencias devastadoras en el plano social y económico.
Curriculum vitae con falsificaciones de quienes tienen que ejercer justicia, etc. Y así nuestros anhelos son entorpecidos, la sensación de identidad se vuelve vacía y fría. Esto intensifica el aislamiento y la distancia entre los ciudadanos, con el continente y el mundo, creando severos trastornos de intercambios necesarios para todos los argentinos, desechando así las sabias enseñanzas del General Perón sobre la unidad nacional con el apotegma de unidad de clases y no lucha de clases, el continentalismo y el universalismo.
Por esto no debe sorprender que hoy haya tanta crisis de identidad, dado que no existe Patria en este mundo de imágenes falsificadoras y de rupturas con su propio ser.
Hoy la política parece privada de la creatividad que convoca a la visión integradora en una cultura fragmentada y pluralista, hacia las raíces de nuestro ser y de un Proyecto Nacional que una a todos los argentinos hacia una Patria Libre, Justa y Soberana donde el amor sea la piedra de nuestra grandeza.
Nos quieren imponer una identidad a contrapelo de nuestra esencia, de nuestro ser, de los valores que cultivaron nuestros padres a través de generaciones para legarnos la Patria Argentina. Los argentinos no queremos una realidad manejada por una identidad de ideologías contrarias a nuestro ser, porque inmoviliza el corazón con consecuencias desvastadoras.
Cuando los caprichos obsesivos y falsificadores nos crean las realidades citadas y otras que no mencionamos por cuestión de espacio, nuestra naturaleza más delicada e intuitiva que es la identidad, se marchita, porque nos sentimos traicionados en lo más íntimo de nuestro ser personal y patriótico. Y en la dimensión trascendente del orden natural y sobrenatural de nuestra Patria ocurre otro tanto.
“ El orden es la unidad resultante de la conveniente disposición de muchas cosas ”, es la pluralidad reducida a la unidad en función de los fines. El orden natural es una realidad acabada en sí misma revelada en el cosmos, en la naturaleza y en nosotros mismos, con leyes inmutables que resplandece descubriendo su belleza.
La vulneración de este orden genera una violencia que se manifiesta con fenómenos catastróficos en la naturaleza herida y en el hombre con una deshumanización y desnaturalización de su esencia y fines.
El orden sobrenatural como el natural exaltan y revelan la íntima unidad con Dios, fuente de toda vida y “ de toda razón y justicia ”, como dice el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional.
Y esta identidad que nos quieren imponer a contrapelo de nuestra esencia, de nuestro ser, de los valores que cultivaron nuestros padres a través de generaciones para legarnos la Patria Argentina, se ha ido manifestando a través de personeros de este régimen.
La Jueza de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay en agosto del 2010 nos sorprendió con dos definiciones: “ Ha llegado la hora de despenalizar el aborto ”.  “ Los Crucifijos deben ser retirados de los despachos judiciales ”. Tiempo antes se había definido “ atea militante ”, es decir, que combate a Dios, que lucha contra Dios.
Esta definición muestra claramente su identidad y a quien representa, puesto que en los hechos de la realidad, las leyes, fallos, y directivas en diversos órdenes muestran claramente que se oponen y por tanto luchan contra las obras de Dios y sus Leyes.
Dios creó al hombre y a la mujer y les dio el mandato de crecer y multiplicarse. “ El matrimonio ” homosexual es su antítesis. Las leyes de eutanasia y cambio de género también arrasan en el plano positivo, con la propia voluntad de Dios Creador de la vida.
El Fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre el aborto ratifica esta postura anti vida, contra la creación de Dios. Otro tanto ocurre con ciertos planes hospitalarios y educativos.
Y frente a este cuadro de crisis hay un sentimiento dominante que es “ sobrevivir ”, “ aguantar ”. Toda crisis siempre debe ser motivo y causa para despertar lo que somos, nuestra identidad verdadera, y descubrir en la militancia, en la lucha, la fuerza necesaria para construir y volver a crecer.
¿ Y la Política ?…Tenemos la sensación como si los partidos políticos y las instituciones fundacionales se hubieran retirado de la arena de la militancia.  No ha sido “ asesinada ” la política, no; para mí, se ha “ suicidado ”, pues hoy en este postmodernismo impregnado de las ideas de Gramsci, la política es considerada como algo no esencial. Estamos hablando de la política como misión fundamental en la vida de todos los hombres cuyo fin es el bien común. Y como esta crisis no sólo es de orden político, económico y social, sino esencialmente de naturaleza moral, metafísica y existencial, exige, por tanto, soluciones de carácter humano.
La educación integral. Es la solución.
Y vamos a levantarnos sólo con la mística, que es la fortaleza que nos da la verdad de lo que somos y que conjugada con nuestra herencia histórica, la Patria, seremos capaces de reconstruir y crecer.
Debemos testimoniar la verdad antes que enarbolar slogans. Debemos dar el buen combate. Debemos tener fe en la resurrección. Si tenemos miedo significa que no estamos combatiendo “ la buena batalla ”.
Y la cuestión no será si es algo bueno o malo, sino: ¿es verdadero o falso?. Dios nos hizo hombre y mujer y nos regaló por amor todo para nuestra felicidad. Esto no es relativismo, es una verdad absoluta. No hay otro modo de responder a la crisis que proclamando la verdad.
Los argentinos no queremos esta realidad manejada por una identidad de ideologías contrarias a nuestro ser, porque inmoviliza el corazón con consecuencias desvastadoras.
Queremos seguir siendo una Patria con una identidad arraigada en la verdad y sus valores permanentes, y sólo así podremos desarrollar la inteligencia del corazón. Porque esta crisis terminal sólo se supera con la fuerzas que cambian la historia que son las mismas que cambian el corazón del hombre.