Corrientes Opina

El portal para pensar y debatir

Si la memoria no me falla.

Difundir el amor

El 14 de abril de éste año, se publicó en el diario La Nación un artículo de la socióloga y docente Mirta Alicia Gorge titulado “ La tan olvidada memoria ”, cuyo contenido quiero transcribirles, por lo oportuno y acertado de su reflexión.

“ Son numerosas las criticas que suelen formular las pedagogías del siglo XX a la educación tradicional. Entre tantas, se la acusa de ser memorística. Se repetían las tablas de multiplicar. Se repetía la correcta ortografía: renglones, carillas y hasta hojas, lo que fuera necesario para fijar en nuestra memoria la escritura correcta de las palabras. Se memorizaban las estrofas de himnos y marchas. Y, a medida que se avanzaba, las capitales de las provincias, las de los países, los nombres de las cadenas montañosa y su ubicación, los de las eras geológicas, las periodizaciones de la historia, los nombres de los faraones y de emperadores romanos. También se memorizaban poemas, aforismos, fragmentos de grandes obras. Así se incorporaban las imágenes, las metáforas, las formas de ver  el mundo de poetas, filósofos y pensadores,.. los valores que brotaban de las tragedias clásicas, las virtudes de los héroes.. ..

Incorporábamos con esfuerzo, las jornadas agotadoras que hay detrás de las investigaciones de los científicos, el cansancio del escultor y del pintor, el      sacrificio del músico y del escritor para adquirir la disciplina  y el conocimiento de las reglas de la práctica artística. Todo de manera gratuita. La herencia de una civilización, el legado de la humanidad. Lo único que debíamos dar para conseguir éste regalo era nuestra dedicación, nuestro, comparativamente, pequeño esfuerzo…

Actualmente, cuando un alumno, ante el pedido que enuncie un concepto o una definición, le pregunta a su profesor si puede decirlo con sus palabras,  ¿a qué se refiere? Indudablemente a la posibilidad de expresarlo en el vocabulario corriente, aquel que la ciencia desterró, en su largo recorrido, y reemplazó por términos precisos, desprovistos de ambigüedad. Y cuando se menosprecia la metáfora se está enterrando, por lo menos, 2.500 años de historia en los cuales se acunó y protegió un patrimonio que ya no es valorado por la escuela.

¿Qué se ha conseguido con la desvalorización de la memoria en la educación? Alumnos que son incapaces de apreciar la belleza de una obra literaria o de comprender un texto científico porque se manejan con escasas 200 palabras, aproximadamente. Alumnos incapaces de argumentar, que solo pueden responder con violencia verbal o física ante una opinión diferente. Que son incapaces de comprender la ironía y el absurdo y solo ríen con lo vulgar y chabacano. Alumnos incapaces de salir del ejemplo, que es concreto y singular, para llegar al concepto, que abarca todos los ejemplos. Afirma el destacado ensayista George Steiner: “el lenguaje ha  sido, en todo curso de la historia, el recipiente de la gracia humana y el primer portador de la civilización”.

Hay alumnos que a veces preguntan: “¿Tenemos  que estudiar esto de memoria?”. Los maestros deberían contestarles, sin dudarlo, sí. Porque lo que suele poblar hoy la memoria de nuestros niños y jóvenes es la letra procaz de algunas canciones populares, las expresiones burdas y groseras de conductores de programas televisivos o radiales, la trama perversa de  series y novelas donde aparecen verdaderos antihéroes.

La cultura actual y la escuela desvalorizan la memoria. El argumento del  cual se valen es que las computadoras son capaces de almacenar muchos más datos que el cerebro humano y podemos recurrir a ellas cuando necesitemos esos datos. ¿Desconocen que la memoria nos da elementos para atravesar momentos difíciles, para ponerles metáforas a nuestro sufrimiento, a las desventuras de la vida? Precisamente, George Steiner aconseja a los estudiantes: “Aprended de memoria, noche y día, no con el cerebro sino con el corazón… Seréis como una nave llena de tesoros. Nadie puede quitaros lo que sabéis de memoria, nadie”.

Es verdad que, la enseñanza tradicional con todos sus defectos, sigue demostrando ( mientras existen todavía exponentes de ella ) que ha logrado dar más cultura y conocimiento del que ahora se transmite a los jóvenes en los colegios.

Por eso, no desechemos por viejo, lo que nos puede servir para aprender y retener ( en la memoria ) lo que nos da la cultura, que el hombre acumuló en el transcurso de su larga historia como tal.