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¡Vivan los fermines!

Difundir el amor

Como cada 7 de julio comienzan en Pamplona las festividades de su santo patrono, San Fermín. Varios días de conmemoración al santo patrono de los vascos que acompañan con vino, canciones y corridas los días del festejo. Alegría y fe. Devoción y vino.

Este año, en diferentes lugares de España se realizaron protestas para que la gente se oponga a la fiesta en los términos en que esta planteada, es decir, sin los toros.

¿Podemos imaginarnos unos fermines sin corridas en la calle de la estafeta?
-Por supuesto que no.

Lo que no entiende este grupo de inadaptados Anti-San Fermín es que los animales no tienen derechos. Los derechos individuales pertenecen exclusivamente a los seres humanos.

Si consideramos que los seres humanos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, somos los seres humanos los que tenemos derechos y disponemos de lo que se encuentra en la naturaleza para mantener nuestras vidas. Dentro de estos derechos naturales que recibimos por ser hijos de Dios están el derecho a la vida, el derecho a la propiedad privada, el derecho a expresar libremente nuestras ideas y el derecho a circular libremente por el mundo.

Por eso los animales no tienen derechos, es una aberración moral. Es ponerlos en un plano de igualdad con los seres humanos. Por eso podemos disponer de los animales con absoluta libertad, haciéndonos cargo luego frente a nuestras conciencias de lo que realizamos con ellos.

¿A alguien se le ocurre un mundo donde nadie coma carne de vaca para no dañar a los vacunos?

¿Alguien se imagina un mundo donde nadie pueda usar zapatos de cuero para no dañar a las vacas?

¿Alguien se imagina un mundo donde no se pueda fabricar suero antiofídico para no dañar a los equinos?

¿Alguien se imagina un mundo donde los circos no puedan tener tigres de bengala atravesando círculos de fuego para no dañar a los tigres?

¿Alguien se imagina un mundo donde no se puedan usar ratas de laboratorio para probar nuevas drogas en su etapa de experimentación?

¿Alguien se imagina un mundo donde la ciudad de Pamplona no pueda largar sus toros por la Calle de la Estafeta porque algún toro podría sufrir una caída?

Muchos dirán que debemos pensar en los accidentes que sufren algunos de los mozos o la muerte de algún devoto de San Fermín, victima de la cogida de algún toro.
Sin embargo, debemos notar que la persona que realiza esa corrida, armada de una voluntaria decisión, ungido de valentía, tomó la decisión sin estar obligado a ello.

Fue una decisión absolutamente personal. Tiene toda la libertad del mundo para decidir, y debemos respetar esa decisión. Aunque luego nos duela algún accidente fatal.

En los últimos fermines de 2009, la madre de uno de los mozos muertos, con lagrimas en los ojos, decía:”- Que no se empañe la fiesta, son accidentes que lamentablemente a veces ocurren”.

Que ejemplo el de esta madre! Con el cuerpo aun tibio de su hijo muerto y con lágrimas que no paraban de brotar, valoraba la decisión personal que había tomado el valiente corredor sin saber del fatal desenlace posterior. Lo respetaba desde lo más profundo que un ser humano puede valorar a otro ser humano: respetando sus decisiones. Un ejemplo de amor superior. Superlativo desde el respeto. Emocionante desde el respeto al otro.

Un viejo proverbio español reza: ” Y dijo Dios: -Toma lo que quieras, y paga por ello!”.

De una sabiduría milenaria, lo que nos indica esta máxima es que cada uno debe elegir, optar, discernir, discriminar, valorar y luego… hacerse cargo de su decisión. Que concepto mas profundo y mas noble!

Pues invita al ser humano a hacerse cargo de su vida, a manejarla siguiendo sus ideales, sus sueños, sus utopías, y luego a responsabilizarse por ella.

Este concepto de responsabilidad es el que guía la adoración de nuestro santo. La  adoración a San Fermín. Seguramente los que no respetan la libertad de decisión de los que corren al lado de los toros comprenderán su irrespetuosa propuesta y dejarán de entrometerse con la vida de los valientes corredores vascos.

¡Vivan los fermines!